La gema, de un amarillo fancy “de extraordinaria saturación y color” aseguran sus propietarios ha sido bautizada como Diavik Helios, en honor a su lugar de origen y al dios grieto del Sol.
La rareza de esta gema es excepcional puesto que en la mina canadiense, conocida por sus diamantes incoloros de gran calidad, los diamantes amarillos suponen el 0,001% de su producción. O lo que es lo mismo, de los 7 millones de quilates producidos anualmente, la mina Diavik sólo arroja un promedio de cinco grandes diamantes en bruto de color amarillo al año.
Eso sí, uno de ellos fue récord pues con, 552 quilates –el tamaño de un huevo de gallina– ostenta aún el galardón de ser el mayor diamante jamás encontrado en Norteamérica desde que se anunció su hallazgo en diciembre de 2018.
La mina Diavik es una de las explotaciones mineras más al norte que se conocen y está rodeada de un lago sólo accesible por avión hasta que en invierno el agua se congela y cada temporada se construye una carretera sobre el hielo para acceder a ella.
