Desde su publicación, han sido numerosos los compañeros que se han dirigido a mí, por diferentes medios, para comentar las imágenes, hablarme del miedo que tanto ellos como sus familias experimentan cada vez que abren sus negocios, o para comentar que los tiempos actuales parecen haberse tornado en una suerte de Salvaje Oeste, en el que los violentos campan por sus respetos, en tanto que las personas honradas se ven obligados a surtirse de todo tipo de cierres, controles, blindajes, etc., amén de encomendarse a los dioses y santos para rogar no verse envueltos en situaciones de esta índole.
Incluso, no han sido pocos los que me han comentado, entre bromas y veras, que acabará por aprobarse que, como en EE.UU, vayamos armados para hacer frente a los ataques que podamos sufris contra nuestras vidas y haciendas.
Es cierto que nuestra sociedad viene experimentando una suerte de extremización en cuanto a los comportamientos, que conlleva un aumento de la violencia junto con lo que parece ser un creciente respeto hacia la persona y la vida de los demás. Obviamente, no creo que la respuesta a este problema sea la de armarnos todos, y desatar una especie de Far-West. Como creo que la Ley Penal española debe ser suficiente – si se cumple y desarrolla correctamente – para reprimir los actos delictivos, sin tener que recurrir a otra ley – la de Lynch – más drástica y, por ello, más injusta.
El problema, amigos míos, me temo que es económico: es la falta de recursos propios lo que determina que los presupuestos no alcancen para dotar a las fuerzas y cuerpos de seguridad para desarrollar su trabajo con la eficiencia necesaria. Y la que hace que las prisiones estén saturadas, obligando poner en la calle a la mayoría de quienes debieran hallarse en prisión preventiva. Pero en tiempos de crisis, solo queda esperar que escampe.
Fernando Yandiola es abogado y director de Yandiola & Rodríguez, Asesores Empresariales, S.L.
