El buque insignia de la joyería cordobesa cumple quince años desde su inauguración y, pese a la crisis sanitaria y económica, sigue sumando ocupación empresarial y nuevos proyectos para su Museo. La última incorporación al Parque fue la sonada entrada de la firma barcelonesa Facet, que abrió una plata de producción en el recinto cordobés trayéndose buena parte de su producción de India y dando empleo a medio centenar de profesionales joyeros.
Y el objetivo es “seguir sumando más” tal y como nos cuenta el gerente del Parque, Arístides Bermejo, que busca poner en valor “los más de 20 siglos de tradición joyera en la península” focalizados en Córdoba y que se traducen en “una producción tecnológica puntera, una red de comunicaciones y una capacidad humana de primer nivel en Europa”, añade Bermejo.
El centro cuenta en la actualidad con 247 empresas mayoritariamente joyeras con una ocupación que ya alcanza el 70%, mientras que los locales comerciales tienen una ocupación de 50%, tal y como nos confirma su gerente.
Y para ampliar el volumen de empresas el Parque tiene además un valedor español con notable peso internacional como es Facet. Su presidente explicaba la semana pasada en una charla que, de hecho, están en “conversaciones con empresas que facturan más de 100 millones de euros” para invitarlas a invertir en Córdoba.
Apoyo al Proyecto Denisova
Junto al impulso a la producción el Parque Joyero sigue con la mirada puesta en su Museo, un centro de referencia expositivo en Córdoba y que cuenta con una colección permanente, además de celebrar muestras temporales. Precisamente una de las exposiciones que cuentan con su apoyo aunque de momento no hay fecha para su convocatoria es el Proyecto Denisova, un certamen impulsado por la joyera madrileña Raquel Lobelos.
La propuesta, nos cuenta su creadora, es la de «crear una línea de tiempo, un viaje a través de la creación de joyas de todas las culturas, etnias y civilizaciones, y que va dirigido al público, para que descubra nuestra pasión, que entienda la increíble herencia artística e histórica a través de las joyas».
Todos los participantes deben inspirarse en una pieza de cualquier época histórica que deberá venir perfectamente documentada sobre su localización, pueblo, etnia o civilización a la que pertenece, materiales que la forman, y lugar donde se encuentra en la actualidad, posteriormente «deberá ser interpretada por el artista para confrontar así pasado y presente» añade Lobelos.
