La pieza clave es una cadena de oro adornada con perlas de resina en diversos colores
En 2013, Marie y Gigi Clozeau fundaron la marca Gigi Clozeau, un equipo de madre e hija que se mueve entre el sur de Francia y Nueva York. La magia de esta marca radica en la frescura de los colores y la calidez del sur francés, así como en amuletos de piedras preciosas, diamantes que brillan en diferentes direcciones y cuentas de resina que embellecen cadenas de oro de 18 quilates.
Motivada por el amor, la belleza y la sencillez de la vida al aire libre que evocan su infancia, Gigi decidió seguir los pasos de su padre Alain, quien se dedica a la joyería, para continuar con su legado. “Durante mi juventud, estuve unos años explorando otros campos, pero siempre sentía una conexión con mis raíces. Sabía que quería trabajar con mi familia en algún momento y, gracias a la experiencia que mi padre me transmitió, la marca surgió de manera muy natural”, comparte Gigi.
Comienzos de la historia
El inicio de esta historia se remonta a un brazalete creado por el padre de Gigi para conmemorar su llegada al mundo: una delicada cadena de oro adornada con perlas de resina en diversos colores, que se convirtió en la marca distintiva de la casa para siempre.
“Queríamos ofrecer una gama de variaciones de mi joya de nacimiento para hacerla brillar en todos los colores del arco iris y contar nuestra historia de amor al mundo. Elige tus colores, elige tus charms y cuenta tu propia historia”, comenta Gigi Clozeau. Así, la colección se enriquece con amuletos que simbolizan suerte y protección, incluyendo flamencos rosas, soles o cruces, así como charms inspirados en elementos significativos en la vida de Gigi.
