En un acto de equilibrio entre los elementos originales, el nuevo B.zero1 combina, de una forma nunca vista, el oro rosa con tres espléndidas variantes de mármol: verde bowenita, azul lapislázuli, marrón tabaco. Los extractos de este material natural montado en cada pieza muestran características totalmente diferentes, haciendo de cada anillo una pieza totalmente única.
Desde su inicio, el enorme éxito de B.zero1 se ha mantenido de forma consistente, gracias a un diseño original y muy distintivo que lo ha convertido en icono de la marca en todo el mundo. El primer anillo fue creado a principios del nuevo milenio. Inspirado por la famosa colección de joyería Tubogas, el diseño de B.zero1 celebra la indisoluble relación entre el pasado y el futuro, entre tradición e innovación, que distingue la creatividad de Bulgari.
Año tras año, pavé de diamantes, y piedras de color como amatistas, topacios, peridotos o citrinos se han añadido a la colección en continua evolución, que se ha enriquecido con pendientes, brazaletes y collares.
En 2010, para celebrar su décimo aniversario, B.zero1 experimentó dos increíbles transformaciones: en manos del celebrado artista contemporáneo Anish Kapoor, famoso por sus obras en acero inoxidable pulido, el anillo adquirió una forma sinuosa en la que el diseño circular para fundirse en el metal para crear una única superficie de espejo.
El mismo año, la primera combinación audaz de materiales de la colección, característica única del estilo de Bulgari, supuso la versión en oro rosa y cerámica blanca o negra con el tradicional doble logo en los bordes.
Mármol y joyería en la Historia
La fascinante y milenaria historia del mármol comenzó en el siglo V d.C., la época en la que el mármaron, que en griego antiguo significa “piedra brillante”, fue muy usado en escultura y arquitectura. Aparte de su belleza objetiva, según la noción aristotélica, el interior del mármol contenía un alma que esperaba ser moldeada, lo que lo convertía en un excelente material para expresar la vida que palpitaba dentro de las esculturas.
Siguiendo con la influencia de la cultura griega, los antiguos romanos también consideraban el mármol como un material de gran valor. De hecho, el mármol se utilizó para la construcción de importantes monumentos públicos y para decorar el interior de casas privadas. Sin embargo, fue en el Renacimiento donde el máximo potencial del mármol se evidenció por las manos expertas de los mejores artistas de todos los tiempos.
Michelangelo Buonarroti afirmaba que la forma está “encerrada” dentro de la materia y tardó tres años en transformar un enorme bloque de mármol en su famosa estatua de David, considerado por muchos expertos la escultura más bonita de todos los tiempos. En las siguientes épocas, muchos escultores continuaron utilizando el mármol por su plasticidad, lo que les permitía convertir su visión del mundo y el arte de una forma ideal. Entre los siglos XVIII y XIX, Antonio Canova creó obras que personificaban a la perfección el ideal neoclásico de belleza y armonía. Sus estatuas de Psique reanimada por el beso del amor, o Las Tres Gracias, son inolvidables por su fuerza expresiva y su habilidad de combinar sentimiento y acción. Finalmente, el arte contemporáneo de las últimas décadas ha seguido redescubriendo la infinita versatilidad del mármol.