EL MES DE MAYO ES EN EL QUE MÁS SE CELEBRAN
La opinión es de que el próximo día de San José tampoco se notará especialmente en las ventas es generalizada
Jueves 29 de octubre de 2015
Tristemente, ya nadie espera que las Navidades, San Valentín o el Día del Padre o de la Madre, sean fechas significativas para las cajas de las joyerías. El mes de mayo, con la llegada de las comuniones, es un periodo que suele dejar cierto volumen de compras.
Con muy pocas esperanzas puestas en el próximo día de San José, los joyeros nacionales coinciden en que la esperanza se alarga en el horizonte hasta el mes de mayo, que tradicionalmente es el de las comuniones. "Algo empieza a comprarse ya, esclavas o pulseras es lo más común", indican desde un comercio asturiano.
Y es que no ha sido la fecha de San Valentín la que salvará el año de los profesionales, y esto es algo que queda claro en sus respuestas. Un tímido "algo se ha notado" es lo más positivo que se extrae, pero la sensación general es que no es un día a marcar como clave en el calendario. Como tampoco lo son el Día del Padre, que se celebra el día 18 de este mes. "si he de ser sincero no tengo esperanzas puestas en ese día, pero es que, con la línea que llevamos en los últimos años, y con las predicciones económicas, no se puede ser muy optimista", comenta Andrés desde Santander.
Las comuniones se presentan como la gran esperanza del primer semestre del año. "Sí, normalmente sí que hay más movimiento de cara a las comuniones, sobre todo aquí que tenemos mucha tradición de regalar a los chavales en ese día pendientes, pulseras o relojes. Pero todo sigue siendo de poco valor", asegura un profesional de Sevilla. Y es que, de norte a sur, la situación sigue siendo complicada. Las empresas tratan de reinventarse, y muchas veces con acierto en cuanto a la mercadotecnia, el problema se encuentra en el bolsillo del consumidor, como cuenta Carles desde Barcelona: "De poco nos sirve aumentar la oferta si el cliente al final se acerca, echa un ojo, pero se va sin comprar. No porque no le guste, si no porque no puede".
La caída en la adquisición de los productos más moderados es evidente, mientras la alta joyería permanece con un nivel de ventas más o menos equilibrado. Los clientes con un mayor poder adquisitivo siguen necesitando la joya como adorno para mantener su imagen social, pero no tanto el ciudadano habituado a frajas de precios medios y bajos. Sus necesidades hoy, son otras.