Bueno, pues ya se ha ido 2014 - 'annus horribilis' - y ha llegado 2015 (que, como mínimo, calificaremos como 'annus incertus', a la vista de que es muy difícil pronosticar cómo va a pintar la baraja).
Y se han acabado las Fiestas Navideñas con su carga de impostado buenismo, por lo que, como dice un mensaje que me han mandado, ya podemos guardar los turrones y volver a lanzarnos unos al cuello de los otros.
Vamos, que ya estamos de nuevo pisando el polvo del camino, lejos de los adoquines de mazapán del paréntesis festivo.
Y debo reiterar que no es fácil predecir lo que va a pasar en el Sector económico de nuestra actividad, a partir de este momento.
Es cierto que se ha notado un cierto despegue económico durante las Navidades, y que son bastantes los profesionales del Sector que me han dicho que se ha notado un aumento de las ventas durante la campaña navideña, que les ha ido mejor de lo que esperaban, a priori.
Pero, a continuación, me preguntan cómo creo que va a evolucionar esto y si los "brotes verdes" se afianzarán, para volver a las cotas antiguas de nuestra economía, o se agostarán. Y es aquí donde me quedo sin respuesta. Es verdad que el desplome económico parece haber tocado fondo e iniciado la remontada.
Y también que el "estado de ánimo" de la economía es bastante más que eso, por lo que si se implanta el convencimiento del inicio del crecimiento este se hará realidad. Todo eso es cierto, y es motivo para mantener una moderada esperanza.
Pero tampoco podemos ocultar que la crisis ha sido causada por un compendio de deficiencias estructurales y errores de decisión político-económica, que el nuevo equilibrio es sumamente inestable, y que cualquier nuevo factor puede relanzar el desplome y la recesión lo que, de producirse, generaría un nuevo estado de desánimo agravador de la nueva crisis. Solo podemos ponernos, otra vez, en marcha, y volver a la pelea.