El revisionismo histórico regresa a la joyería de forma cíclica. Si ya hace unos años publicamos cómo un juzgado de Pakistán intentaba reclamar a Reino Unido el conocido diamante de 105 quilates Koh-i-Noor, ahora es un político sudafricano el que exige a la Reina la devolución de los diamantes de la Corona británica, divididos del original Cullinan de más de 3.000 quilates.
El joven parlamentario Mbusiyseni Ndlozi, del partido de oposición de izquierdas Economic Freedom Fighters (EFF), llamaba la semana pasada a través de las redes sociales a la «expropiación de la corona de la reina sin compensación”. El político aseguraba que el valor de las gemas podría alcanzar los 5 mil millones de dólares.
Los diamantes fueron tallados a partir del diamante Cullinan de 3.106,75 quilates, desenterrado en la mina Premier en Pretoria, Sudáfrica, en 1905, y enviado por el gobierno provincial de Transvaal como regalo de cumpleaños al rey Eduardo VII de Gran Bretaña.
El Cullinan I (Estrella de África), un diamante de 530,2 quilates, está engastado como la piedra principal del Cetro con Cruz de la reina Isabel II. Entre las otras gemas que se cortaron del original se encuentra The Cullinan II (Segunda estrella de África), que pesa 317,4 quilates y está engastada en la Corona del Estado Imperial.
